martes, 25 de octubre de 2016

¿QUIÉN SOY?

A orillas del Guadalquivir en un palacio nací, aunque sólo recuerdo un patio con su rumor de fuente y un huerto claro donde madura el limonero.
De aquella época recuerdo la confitería de mi familia materna en el mismo barrio en el que nació el primer hombre en avistar América y el despacho en el que trabajaba mi padre, con la alta frente, la breve mosca y el bigote lacio.
No vivimos mucho tiempo en aquella ciudad. Mi abuelo consiguió aprobar una oposición muy importante y toda la familia se traslado a Madrid. Antes de partir, una mañana de primavera, mi padre nos llevo a Huelva a conocer el mar y sus estelas.
En Madrid mis hermanos y yo comenzamos a ir a uno de los colegios más innovadores de la época. Allí el maestro un día soñaba un nuevo florecer de España.
Así fui pasando los años, entre suspensos en Latín y Lengua Española. Sin terminar el bachiller, mi hermano y yo nos dedicamos a la vida bohemia y a interesarnos por todo lo que había alrededor, desde tertulias literarias, hasta los toros pasando por los tablaos flamencos y el teatro.
Empezamos a movernos entre Madrid y París, donde conocí a los escritores más modernos de la época. De aquellos viajes y de aquellas Soledades nació mi primer libro.
Comencé a conocer la fama y aconsejado por aquel maestro que soñaba un nuevo florecer, prepare oposiciones para ser profesor de francés. Justo un año después aprobé. Pude elegir entre tres vacantes y al final marché a la capital de provincia más pequeña de España. En lo profesional inicie mi vida de maestro de pueblo y en lo personal conocí al amor de mi vida, aunque poco duro, ya que murió de tuberculosis a los 3 años de estar casados.
Triste y viudo, pedí traslado a la capital, pero la única vacante estaba en la capital de la comarca más rica de Jaén, en una ciudad que llaman la Salamanca andaluza. Aproveche para estudiar Filosofía y Letras y así poder dejar aquella ciudad que tan poco le gustaba con rumbo a una ciudad con muchos restos romanos.

Con la República regresé a Madrid y empecé a organizar el Teatro Popular, pero cuando estalló la guerra, como tantos otros, tuve que marchar con los que quedaban de mi familia, entre ellos mi madre, primero a un pueblo de Valencia, luego a la ciudad condal, y de ahí a una pequeña ciudad francesa donde morí y me enterraron poco antes de terminar la guerra.